Un día sin peatón

A veces, caminar por las calles de esta ciudad resulta doloroso, cansador, deprimente y un excelente motivo para echarse encima unas buenas rabietas. Los jóvenes se sienten cómodos con la miseria de por acá, los niños caminan tranquilos porque no saben el ahora y desconocen el antes de esta ciudad, las madres caminan con miedo porque dicen que ya ningún lugar es seguro, y la gente añeja recuerda con tristeza los días mozos que al parecer ya no volverán.

Hablar del día del peatón, es hablar de aquello que fue y no pudo ser. Con cada día como este, tras cada año como tal, de a poco nos robaron algo de libertad, paz y tranquilidad. Algunos dicen que es por el crecimiento, otros le echan la culpa a los vehículos y su existencia brutal e inmisericorde, los más culpan a los comerciantes, y los menos, enterados de casi nada están.

No se trata de buscar culpables o de hacerse a los inocentes, en realidad de lo que se trata es de darse cuenta de que en algunas oportunidades se hacen intentos por rescatar o valorar algunas prácticas para el bien de todos, y en ese trajín como simples humanos tan solo perdemos el horizonte, nos dejamos llevar por el consumismo sin sentido, por la fiesta desenfrenada, nos creemos el cuento del bien a la ecología… y otras chucherías más que nos cuentan en este día.

En realidad sucede que contaminamos más y ensuciamos peor, nos desorganizamos más y nos convertimos en seres más banales, No por nada cuando termina esta jornada las personas parecen terminar cansadas y buscan aquello con lo que ya no pueden dejar de vivir, tratan de pillar cualquier transporte que les lleve rápido a sus hogares, no soportan la comunidad, el tedio les invade y ya no quieren caminar, arremeten con sus bicicletas por donde quieran porque no soportan el hecho de seguirse movilizando con aquello que ahora más parece una carga. Los vehículos nuevamente salen como si estuvieran de cacería y poco les importa el nombre de este día.

La muerte de la bicicleta será inminente y por ende la del peatón mientras las personas sigan pensando que solo necesitan de ella un par de días al año. Mientras no tomen conciencia acerca de sus aportes y beneficios. Mientras esas cosas no se vislumbren, el día del peatón solo será lo que hasta el día de hoy sigue siendo, una buena intención tamizada por juegos pirotécnicos que brillan irónicamente en el día en que el sol quema y los vehículos dejan de ser lastre.

Franz Huanca – Voluntariado La Troje